A veces pienso que simplemente soy puñetera por naturaleza. Realmente, soy una manipuladora nata. Me aprovecho (digamos almenos a mi favor, que inconscientemente) de la gente según me conviene.
No consigo enamorarme incondicionalmente de nadie, y no sé ni si llamar a la pareja que estuvo conmigo un año "mi primer amor"
'A nadie se le deja de querer por sus defectos, sino porque descubres que no te interesa interpretarlos ni comprenderlos', y eso me pasó. Ni más, ni menos. A ti no te hace falta explicaciones de esto, ¿verdad?
(No, claro que no.)
Acabé por no querer saber nada de él, y si corté antes de entorpecerlo todo más, fue porque quería almenos recordar que en su día, hubo pedazos de algo parecía ser bonito y donde parecía haber felicidad.
Parece como si nadie fuese suficiente para mí, que yo me creo demasiado -dicen los que me llaman egocéntrica- pero en realidad ¿soy yo suficiente para alguien?
No invito a la gente a que se acerque a mí.
Soy como un gato, soy uraña, me quiero demasiado y me desprecio demasiado, también.
Quiero lo que no tengo y rechazo lo que me pertenece, lo dejo escapar y me atrae cuando no lo tengo.
Luego lloro, me lamento, lo paso mal cuando alguien se va de mi lado.
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